Ciencia y Vida

viernes, junio 05, 2009

UNA VISION DARWINISTA DE LA TERAPÉUTICA DEL CÁNCER


En algunos aspectos las plagas de insectos invasivos que afectan a los cultivos pueden asemejarse, desde un punto de vista biológico, a las células cancerosas que tras originarse y crecer en un tejido humano pueden extenderse a órganos vecinos propagando la enfermedad. Un reciente estudio multidisciplinar publicado en la revista “cancer research” (Cancer Res. 2009 vol. 69:4894), incluyendo modelos matemáticos del crecimiento tumoral, sugiere que podría ser preferible aplicar a los pacientes una terapia farmacológica modulada, que permitiera el mantenimiento de una “población controlada del tumor”, en lugar de tratamientos más agresivos, con altas dosis de agentes quimioterapéuticos que pueden, como contrapartida, favorecer la selección y el crecimiento posterior de poblaciones celulares resistentes al tratamiento.La posibilidad de utilizar fármacos selectivos contra los agentes causantes de una enfermedad ha sido el gran objetivo de la ciencia biomédica. El éxito más importante fue el descubrimiento de los antibióticos. No obstante, en el caso del cáncer esta selectividad del tratamiento es más dificil de conseguir. La idea de los oncólogos, durante más de cincuenta años, ha sido tratar de eliminar el máximo número de células cancerosas posible, tratando de incrementar la dosis de los agentes citóxicos. En el caso de las plagas de insectos que utilizaba como símil, se ha llegado a comprobar que es más efectivo muchas veces aplicar pesticidas, sólo cuando la invasión exceda un umbral que haga peligrar la cosecha. Cientos de especies invasivas de insectos son controladas mediante un uso moderado de pesticidas, lo cual permite mantener un crecimiento restrictivo de la población evitando la aparición de cepas resistentes. El estudio antes mencionado concluye que en los cultivos de células tumorales existe una pequeña población de células resistentes al tratamiento que dentro de la población global heterogénea mantiene un crecimiento más restrictivo, ya que éstas células utilizan precisamente gran parte de su energía celular en mantener esa resistencia activa en lugar de utilizarla para multiplicarse. Por lo tanto, las células no resistentes crecen mejor y de alguna forma restringen el crecimiento de las que sí lo son. Cuando una terapia con altas dosis de agentes citotóxicos elimina la mayor parte de las células cancerosas sensibles, las células resistentes se adueñarían más fácilmente del tejido, sin competencia alguna ahora pueden crecer mejor llegando, en su caso, a originar una población celular, no sólo con la capacidad de invadir tejidos, sino con la particularidad de ser resistentes al tratamiento farmacológico. Mantener por tanto una población controlada de células tumorales sensibles a los fármacos empleados que compita e inhiba el crecimiento de las células resistentes, puede ser una alternativa a considerar en la terapia contra el cáncer. Los estudios son demasiado preliminares como para que médicos o pacientes puedan aceptar revisar las pautas terapéuticas existentes, pero este trabajo sugiere que la teoría evolutiva propuesta por Darwin hace ahora 150 años para explicar la selección natural y la evolución de las especies, puede tener su paralelismo en la evolución de las poblaciones celulares heterogéneas que existen en la mayoría de los tumores y puede ayudar a diseñar tratamientos más efectivos para los pacientes.